El Centro Médico Santa Teresa no nació de una gran corporación ni de una estrategia de mercado. Nació del corazón de una familia comprometida con el bienestar de su comunidad. En el año 2011, Julia del Carmen Palma, una mujer visionaria con una profunda vocación de servicio, unió fuerzas con su hijo, Ítalo Estay Palma, joven profesional con una mirada fresca y una firme convicción en el valor de la atención médica cercana, accesible y humana. Juntos compartían un sueño: construir un lugar donde la salud se atendiera con respeto, empatía y calidad.
Desde su fundación, el Centro Médico Santa Teresa se ha guiado por una idea esencial: la salud no se trata solo de curar, sino de acompañar. Por eso, desde el primer día, diseñaron una propuesta que integrara servicios médicos generales con el cuidado de la salud mental, sabiendo que el cuerpo y la mente están profundamente conectados. Esta visión integral los convirtió en pioneros en su enfoque dentro de la comunidad, anticipándose a una necesidad que hoy más que nunca es reconocida como fundamental.
A lo largo de los años, Julia e Ítalo han trabajado incansablemente para hacer crecer este espacio, no solo en infraestructura y servicios, sino también en confianza y cercanía con sus pacientes. Han formado un equipo de profesionales comprometidos, donde cada médico, cada psicólogo, cada asistente comparte el mismo principio: tratar al paciente como una persona, no como un número.
Uno de los momentos más desafiantes en esta trayectoria llegó en 2020, con la pandemia global de COVID-19. Lo que para muchos fue una crisis insuperable, para ellos fue una prueba de resiliencia y compromiso. Lejos de paralizarse, actuaron con rapidez y decisión. Adaptaron sus espacios para cumplir con estrictos protocolos de bioseguridad, reorganizaron turnos y flujos de atención, y, lo más importante, expandieron sus servicios para brindar atención psicológica en línea, atendiendo la creciente demanda de apoyo emocional en tiempos de incertidumbre.
La respuesta fue inmediata. Decenas de personas encontraron en Santa Teresa no solo un lugar seguro para atenderse, sino un espacio de contención, escucha y esperanza. Esta etapa marcó un antes y un después. No solo reforzó el vínculo con sus pacientes de siempre, sino que acercó el centro a muchas otras personas que, por primera vez, descubrieron lo importante que es ser atendidos con calidez.
Hoy, más de una década después de aquel sueño fundacional, el Centro Médico Santa Teresa se ha consolidado como un referente de salud integral en la comunidad. No por el tamaño de su edificio ni por la cantidad de servicios que ofrece, sino por el valor humano que transmite en cada atención.
Cada historia de recuperación, cada sonrisa de alivio, cada paciente que recomienda a un amigo o familiar, es parte viva de este recorrido. Y es que, en Santa Teresa, la salud se trata con humanidad, y cada profesional que forma parte de este proyecto lo sabe y lo vive día a día.
Nuestro compromiso sigue más firme que nunca: evolucionar, adaptarnos y seguir creciendo sin perder la esencia que nos vio nacer. Porque para nosotros, lo más importante no es solo sanar, sino caminar contigo en cada etapa de tu bienestar.